Por Ing. Elmer Jesús Nieves Valle*
En este Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura y en el escenario pospandemia que afrontamos día a día, quiero reconocer la sacrificada labor de todos los pescadores y acuicultores artesanales de Costa, Sierra y Selva, y su indesmayable esfuerzo por proveernos de los recursos hidrobiológicos que contribuyen a la seguridad alimentaria a nivel nacional.
El Estado peruano ha establecido políticas, planes y programas para incrementar el consumo de pescado a fin de contribuir a la erradicación de la desnutrición infantil y la anemia, sin embargo, estas acciones no serían suficientes para lograr los resultados esperados y se hace impostergable conocer la relación del esfuerzo realizado con los citados programas y el incremento del consumo per cápita en los departamentos.
Solo como una muestra, los departamentos de Loreto y Ucayali registran a nivel nacional el mayor consumo de pescado, con valores entre 52.44 y 44.88 kg/persona/año, respectivamente; con esta data deberíamos entender que la desnutrición crónica y la anemia en los niños debería estar controlada, la realidad es que estos departamentos aún mantienen tasas por encima del promedio nacional, asimismo, durante la pandemia del covid-19 inseguridad alimentaria alcanzó los valores de 51.4% en Loreto y 41.3% en Ucayali, aunque ubicados en el cuarto quintil.
Según la Organización Mundial de la Salud-OMS, calculó que en 2016 alrededor de 155 millones de niños menores de 5 años presentaban retraso del crecimiento, mientras que 41 millones tenían sobrepeso o eran obesos y alrededor del 45% de las muertes de menores de 5 años tienen que ver con la desnutrición.